En plena calle Antonio Machado, un pequeño mural transforma una esquina del pueblo en homenaje a Lorca, al amor sin etiquetas y a la memoria colectiva.
Murales que abrazan al barrio
Peligros tiene esos rincones que no aparecen en las guías turísticas, pero que cuentan la vida del pueblo mejor que cualquier escaparate. Uno de ellos se encuentra en el número 17 de la calle Antonio Machado, justo encima de la coqueta Plaza Antonio Machado —también conocida como Plaza de Las Palmeras o de «La Tirolina»— y a escasos metros de dos clásicos de la hostelería local: el Bar Luna y el Restaurante Niña Chica. Allí, entre sombra, calma y el murmullo cotidiano del vecindario, la Cafetería Las Palmeras ha dejado de ser solo un lugar para desayunar o tomar café. Ahora es también un espacio de arte y emoción, donde las paredes hablan… y lo hacen con poesía.
Una serie de murales decoran ahora la fachada lateral de la pequeña terraza donde ponen sus mesas para los desayunos con motivos andaluces tradicionales —como las macetas pintadas de vivos colores— y frases cargadas de significado que invitan a detenerse y mirar. No es solo un adorno; es una declaración de principios.
“En la bandera de la LIBERTAD bordé el amor más grande de mi vida.”
F. García Lorca
Junto a ella, otras frases como “Besos sin fronteras, amor sin etiquetas” o “Candados que guardan secretos de amor” suman un mensaje de diversidad, tolerancia y humanidad, dibujado con corazones, mariposas y un corazón con los colores del arcoíris. Es imposible pasar de largo sin sentir que algo se mueve por dentro.
Un mensaje en el lugar exacto
No es casual que todo esto ocurra en la calle Antonio Machado. El nombre del poeta sevillano, símbolo de la España que piensa y siente, añade una capa simbólica al entorno. Aquí la poesía no solo está escrita, también se respira. La intervención artística lleva la firma de RotulArt, y cada frase y cada trazo parece haber sido pensado para encajar con la luz, la historia y la vida del barrio.
“En Peligros cada calle es un recuerdo, cada rincón una historia.”
Y lo cierto es que en este pequeño rincón del pueblo se resume esa idea a la perfección.
Café, vecindad y memoria
La Cafetería Las Palmeras es un negocio de siempre, de los que conocen a sus clientes por el nombre y saben cómo les gusta el café. Pero ahora, además, ofrece algo más: un momento de pausa, una sonrisa, una reflexión. El banco bajo el árbol, junto a los versos y las macetas, se ha convertido en un espacio de convivencia y encuentro, donde los vecinos se sientan a leer, charlar o simplemente mirar.
Este tipo de iniciativas urbanas, sencillas pero llenas de sentido, revitalizan el entorno, fomentan el cuidado del espacio común y demuestran que la cultura no necesita grandes teatros para estar presente: basta una pared, una brocha y una idea valiente.
